miércoles, 18 de marzo de 2015

MI RESPUESTA A RICKY MARTIN…Y A TODOS LOS QUE AFIRMAN LA NECESIDAD DE LA SEPARACIÓN ENTRE LA IGLESIA Y EL ESTADO




Por si no te enteraste, recientemente en una entrevista con el programa Punto Final en Colombia, cantante portorriqueño Ricky Martin expresó su deseo de la “igualdad de derechos” para la comunidad LBGT. También afirmó que “No se pueden tomar decisiones basadas en la Biblia”. En vez de esto, dijo él, se deben tomar decisiones basadas en “la necesidad de un ciudadano”. Por supuesto, su argumento, como el de muchos, es que debe haber una separación entre la iglesia y el estado. Según este punto de vista no debemos permitir que la religión cristiana (ni ninguna religión) influya en las decisiones del gobierno.

Ahora bien, hay mucho que podría decir tocante este tema complejo y controvertido, pero sólo deseo comentar brevemente sobre el asunto. Es necesario reflexionar seriamente en algunas cosas…y no—no expondré aquí los argumentos bíblicos en contra del homosexualismo. Aunque la Palabra infalible de Dios es mi guía, y estoy de acuerdo con su condenación del estilo de vida “gay” (así como estoy de acuerdo con su condenación del estilo de vida adúltero y fornicario y mentiroso,  y cualquier otro pecado)…deseo ir más allá de estos argumentos comunes.

Quisiera primero aclarar que no estoy a favor de que exista una iglesia o religión controlada por el estado. La historia nos muestra que cuando la cristiandad se mezcla con la política esta se degenera rápidamente. Y más importantemente, Jesucristo dijo que su reino no viene de este mundo y no es avanzado por medios carnales y físicos (Juan 18:36). El reino de Cristo es avanzado por medios espirituales (2 Cor.10:3-6). La iglesia no debe buscar ganar convertidos por la coerción ni la violencia, sino por la proclamación de la verdad. Dios usa su Palabra para transformar los corazones de los hombres (Rom.1:16; 1 Cor.1:21-24). Leyes y reformas sociales en realidad no pueden cambiar el corazón del hombre—eso es algo que solo Cristo puede hacer. El cambio que produce Dios es interno; no obstante, este cambio se manifiesta externamente en las vidas de los que han sido salvados, e incluso puede lograr a afectar la cultura y sociedad (como el libro de Hechos y la historia de avivamientos nos muestran). Así que si el cristiano quiere ver cambios impactantes y duraderos en la sociedad, su enfoque principal debe ser predicar el Evangelio para que las personas puedan ser salvas, y no tratar de reformar a un gobierno o sociedad de manera externa y política.    

Pero habiendo dicho eso, oigo mucho hoy sobre la necesidad de separar la religión y el estado. Para muchos esto tiene mucho sentido. Pero mi pregunta para aquellos que incesantemente repiten este mantra es: ¿Qué quieres decir exactamente por “separación de la iglesia y el estado”?

¿Significa que divides tu vida en dos compartimientos, lo religioso y lo secular, y que el uno no afecta al otro? ¿Que la persona que eres cuando llevando a cabo funciones religiosas no es la misma persona que eres cuando estás trabajando o en la universidad o llevando a cabo una función política (como votar)? Tal dicotomía entre lo sagrado y lo secular es la hipocresía en su máxima expresión. Pero los que proponen tal “separación” entre la religión y el estado no solo están promoviendo la hipocresía, también están promoviendo una falacia. En realidad, a menos que uno sea un esquizofrénico total, por lo más que uno intente separar sus puntos de vista religiosos con el resto de su vida, no lo podrá hacer. Nuestra cosmovisión afecta nuestras decisiones diarias, y cómo vemos a nuestros líderes políticos, cómo vemos las leyes del gobierno, e incluso como votamos.

Y contrario a la opinión popular, el concepto de una “separación de la iglesia y el estado”, defendido originalmente por los “padres fundadores” de los Estados Unidos en el siglo XVIII, significa algo muy diferente a lo que muchos piensan que signifique. Al hablar de esta separación necesaria, ellos no estaban diciendo que los puntos de vista religiosos de individuos no podían influir en las leyes o decisiones del estado. No estaban promoviendo la noción errónea de una dicotomía entre lo sagrado y secular. Pero mi meta aquí no es dar una lección histórica de este concepto político, así que no profundizaré más en este tema.

El asunto principal es que algunos en el día de hoy están diciendo que la Biblia no debe influir en las leyes del gobierno, y eso presenta un gran problema. Vallamos al meollo del asunto. Pero para hacer las cosas más interesantes, tengamos un dialogo con uno de estos defensores modernos de la separación de la iglesia y el estado; llamémoslo “Ricky Martin”. Yo estaré dialogando con él.

Ricky Martin: ¡NO se debe tomar decisiones ni formar leyes basadas en la Biblia!

Aarón: ¿Por qué no?

RM: ¡Porque no todos creen en ese libro anticuado e intolerante! No es correcto imponer lo que dice la Biblia sobre todos. Debemos separar la iglesia y el estado. Lo importante es que todos seamos tratados con igualdad, y eso no será posible si nos dejamos guiar por la Biblia.

Aarón: ¿No es correcto según quién? ¿Y quién dice que todos merecen la igualdad? ¿Cuál es tu autoridad? ¿Qué estándar estás usando para determinar lo que es correcto o no? ¿Y qué estándar estás usando para determinar lo que es anticuado e intolerante?

RM: Es una verdad manifiesta y evidente que todos somos iguales y que debemos ser tolerantes y aceptarnos el uno al otro tal como somos.

Aarón: Ah…ok, ahora estamos hablando de la verdad. ¿Cómo sabes que algo es verdad? ¿Cuál es tu estándar de lo que es verdad?

RM: Mira, no tengo tiempo para juegos. Todos sabemos que todos merecen la igualdad de derechos, y que debemos aceptar a todos, y que está mal prohibir que dos personas se amen y se casen. Y ustedes cristianos intolerantes están esparciendo el odio en vez del amor.

Aarón: Entiendo lo que dices, pero estás evadiendo mis preguntas. Permíteme explicarte los errores que estás cometiendo. Primero, mi estándar para la verdad, lógica y realidad es el Dios perfecto y santo de la Biblia y su Palabra inmutable e inerrante. Dios y su Palabra también son mi estándar para la moralidad. Algo es moral porque Dios dice que lo es (y lo que Dios dice refleja su carácter santo), y mi consciencia testifica que esto es cierto. Mi consciencia está cautiva a la Palabra de Dios, por lo tanto no puedo aprobar de algo como el matrimonio gay que vaya totalmente en contra de ella. Puedes llamar esto una “creencia religiosa” pero es la verdad, afirmes creerla o no.

Segundo, Ricky, tú dices que no debemos usar la Biblia para tomar decisiones legales ni formar leyes. Ok, si no vamos a usar la Palabra de Dios como nuestro estándar… ¿qué estándar vamos a usar? ¿El tuyo? ¿O un estándar con el que todos estemos de acuerdo?

Es algo sumamente arrogante e intolerante someter a todo el mundo bajo lo que tú piensas ser correcto. Pero solo como hipótesis, intentemos hacerte el estándar. ¿Alguna vez has estado equivocado? ¿Si es así, cómos sabes que no estás equivocado respecto a lo que piensas ser bueno y malo? Tu opinión no puede ser el estándar, porque puedes estar equivocado.

Y asumiendo que todos se pongan de acuerdo sobre lo que es bueno y malo, lo que todos piensan colectivamente tampoco puede ser el estándar…porque todos podemos estar equivocados. No somos infalibles. ¿Recuerdas lo que pasó en Alemania bajo el régimen Nazi? O considera los países musulmanes donde no hay igualdad de derechos ni tolerancia. ¿Lo que ellos hacen es bueno, correcto y moral porque la mayoría de la gente en estos lugares está de acuerdo que lo es? La verdad no es por consenso, ni porque un ser humano imperfecto decide que es así.

Tercero, aun si usáramos tu estándar, ese estándar que usas para juzgar si algo es bueno o no es un producto de tu cosmovisión. Cada persona evalúa todas las cosas conforme a su visión del mundo. Y quieras aceptarlo o no, tu visión del mundo es formada por tus creencias religiosas. Todos somos criaturas religiosas, espirituales. Todos vamos a adorar a algo o alguien. Si no es Dios, adorarás a un dios falso, sea un concepto erróneo del Dios de la Biblia, o una imagen o cualquier otra persona o cosa. Y ese dios falso incluso puedes ser tú. Actualmente hay muchos seguidores devotos de la religión del humanismo, el cual atribuye suma importancia al hombre y enseña que el fin de todas las cosas es su felicidad. Eso parece ser tu creencia religiosa. Por lo tanto, aunque tú afirmas que mi punto de vista es religioso, el tuyo también lo es. Tú quieres que mi punto de vista religioso no influya en el gobierno, pero quieres que el tuyo sí. Eso es hipocresía.  

Y cuarto y final, cada vez que apelas a lo que es bueno, moral, correcto, cierto, y a lo que “debemos hacer”, estás prestando estos conceptos de la cosmovisión cristiana. La lógica, moralidad y verdad son inmateriales, absolutas y universales. Es decir, no son hechas de materia, no cambian y aplican en cada lugar del mundo. Estas leyes trascendentes solo pueden venir de un Dios trascendente. Dios es inmaterial, absoluto y omnipresente, y las leyes proceden de Él y reflejan su carácter. Él en realidad es el estándar absoluto de la verdad, lógica, conocimiento, moralidad, y de todo lo demás. Si comenzaras con el naturalismo (que afirma que solo lo material y físico es real, y niega lo sobrenatural), no podrías explicar ni justificar los conceptos abstractos susodichos. Y por lo tanto no tendrías ningún fundamento para decir que algo es bueno ni malo. El bien y el mal no existirían. Los gays podrían ser maltratados y nadie podría condenar esas acciones porque la moralidad no existiría. De igual manera, si comenzaras con la cosmovisión de otra religión que no comienza con el Dios de la Biblia como su autoridad final, tendrías el mismo problema, ya que no podrías justificar tener un estándar objetivo e inmutable para la moralidad. Por lo tanto, apelar a un estándar inmaterial, absoluto y universal, como lo has hecho, es confirmar la existencia del Dios de las Escrituras. Tú conoces que Él existe; tu comportamiento mismo lo demuestra.

Por consiguiente es imposible no usar los estándares de la Biblia para determinar lo que es correcto. Cuando un gobierno trata de decidir lo que “se debe hacer” y lo que “es justo”, están apelando a los estándares de Dios, quieran aceptarlo o no. Por consiguiente tu argumento de que no se puede usar la Biblia para tomar decisiones o formar leyes es erróneo…y, de hecho, carece de sentido alguno.  

RM: …Ahh…mmm…me tengo que ir…

Aarón: Antes de que te vayas, te quiero explicar el Evangelio…


SOLI DEO GLORIA