Algunos admiten el hecho de que son pecadores y culpables ante Dios, pero se consuelan con pensamientos y palabras similares a estas:
“Si, he pecado muchas veces, y no hago lo que debo hacer…pero a fin de cuentas, Dios conoce mi corazón y sabe que soy sincero y que lo amo, y me va a dejar entrar al cielo.”
La declaración de arriba contiene mucho error, pero las personas que tratan de justificar su pecado hablando y pensando de esta manera tienen razón en algo: Dios sí conoce sus corazones.
Jeremías 17:9 nos dice:
“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”
Dios conoce que el corazón de un incrédulo es engañoso y perverso. Algunos creen que en lo más profundo de sus corazones hay una raíz, una chispa, de bondad…y que el Dios omnisciente que escudriña los corazones de los hombres la encontrara, y debido a eso pasará por alto la maldad de ellos. Pero nada podría estar más lejos de la verdad.
“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.”
Génesis 6:5
Génesis 6:5
Lamentablemente, la realidad del corazón del hombre en los días de Noé es la misma realidad hoy en día:
“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; Y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos.”
Romanos 3:10-18
Dios conoce muy bien las profundidades del corazón humano. Él conoce que el hombre por dentro es totalmente malo y depravado. El mismo conocimiento de Dios que estas personas creen que les salvará es la misma cosa que les condenará.
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