miércoles, 3 de septiembre de 2014

LA UNIÓN DE ORACIÓN DE PUNJAB



En cada avivamiento hay un aspecto divino y un aspecto humano. En el avivamiento de Gales el aspecto divino se destaca prominentemente. Evan Roberts, el líder bajo Dios, parecía en un sentido ser un agente pasivo en el cual el Espíritu Santo obraba poderosamente en las temporadas nocturnas. No había organización y muy poca predicación—había comparativamente poco del elemento humano. Aunque el avivamiento de Sialkot fue de la misma manera enviado del cielo, este no parece ser tan espontaneo. Había, bajo Dios, organización; había cierta cantidad de preparación definitiva, y había temporadas de oración larga y continua.

Y aquí, para demostrar cómo el medio humano es útil, quisiera mencionar la unión de oración de Punjab. Esto fue comenzado durante el tiempo (1904) de la primera Convención Sialkot. Los principios de esta unión fueron declarados en la forma de preguntas que luego eran firmadas por los que se convertían en miembros.

1. “¿Estás orando por avivamiento en tu propia vida, en la vida de tus colaboradores y en tu iglesia?”

2. “¿Estás anhelando más poder del Espíritu Santo en tu propia vida y obra, y estás convencido de que no puedes seguir adelante sin este poder?”

3. “¿Orarás para que no seas avergonzado de Jesús?”

4. “¿Crees que la oración es el gran medio para asegurar este despertar espiritual?”

5. “¿Apartarás una media hora cada día, tan pronto después del mediodía como sea posible, para orar por este avivamiento, y estás dispuesto a orar hasta que llegue el avivamiento?

John Hyde estaba asociado con esta unión de oración desde su comienzo, y también tuvo una parte indudable en la convención de Sialkot. Los miembros de la unión de oración alzaron sus ojos conforme al mandato de Cristo y vieron los campos: blancos para la siega. En el Libro leyeron las promesas inmutables de Dios. Vieron un solo método de obtener este despertar espiritual, a saber, la oración.

Dios puso una gran carga de oración sobre los corazones de John N. Hyde, R. McCheyne Paterson y George Turner para esta convención. Había una necesidad de una reunión anual para el estudio de la Biblia y la oración, donde la vida espiritual de los obreros—pastores, maestros y evangelistas, tanto extranjeros como nativos—podría ser profundizada. La vida de la iglesia en Punjab (así como en toda la India) estaba sumamente debajo del estándar de la Biblia; el Espíritu Santo tan poco honrado entre estos ministerios que pocos estaban siendo salvados de entre los millones sin Cristo. Sialkot era el lugar escogido para esta reunión y 1904 se convirtió en la fecha memorable de la Primera Convención de Sialkot.

Antes de una de las primeras convenciones, Hyde y Paterson esperaron y permanecieron todo un mes antes de la fecha de la inauguración. Por treinta días y treinta noches estos hombres piadosos esperaron ante Dios en oración. ¿Es de extrañar que hubo poder en la convención? Turner se unió con ellos después de nueve días, y así que por veintiún días y veintiuna noches estos tres hombres oraron y alabaron a Dios por un gran derramamiento de Su poder. Tres corazones humanos latieron como uno, y ese un corazón era el corazón de Cristo, anhelando, rogando, orando y agonizando por la iglesia de India y las miríadas de almas perdidas. Tres voluntades humanas renovadas que por la fe se unieron como con ganchos de acero al poder omnipotente de Dios. Tres pares de labios tocados por fuego que desde corazones creyentes clamaban: “¡Así será!”

¿Usted que lee estas palabras ve esas vigilias continuas, esos días de ayuno y oración, esas noches de velar e intercesiones, y dice—“¡Qué precio que se debe pagar!”? Entonces le señalo cientos de obreros vivificados y equipados para el servicio de Cristo; le señalo a literalmente miles de almas oradas al reino y le digo: “¡He aquí la adquisición de tal precio!”

Ciertamente el Calvario representa un precio espantoso. Pero su alma y la mía y los millones que han sido redimidos hasta ahora, y los millones que todavía podrán ser redimidos, una tierra arruinada restaurada a la perfección de Edén, los reinos de este mundo quitados de las manos del usurpador y entregados al reino de su legitimo Rey— ¿cuando veamos todo esto no diremos con alegría: “He aquí la adquisición”?

Praying Hyde, Francis A. McGaw


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