Estimado hermano, está muy bien que sepas la sana doctrina, y que diligentemente estudies las Escrituras. Es absolutamente necesario guardar la Palabra de Dios en nuestros corazones. Es crucial poder contender ardientemente por la fe. Es esencial poder presentar una defensa a todo aquel que nos demande razón de la esperanza que está en nosotros. Pero examina tu propia vida: ¿Estás vestido con poder desde lo alto? ¿Tienes un conocimiento meramente intelectual, o es la sana doctrina que tienes respaldada por el PODER del Espíritu Santo? Ojo, no me refiero a ninguna experienca "extatica" con algún "don carismático" del Espíritu Santo. Me refiero a la presencia y poder real de Dios sobre tu vida, la cual viste a un cristiano con poder para ser un testigo del Cristo vivo. ¿Lo tienes?
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