sábado, 25 de julio de 2015

Mi Respuesta a Jesús Adrián Romero, Segunda Parte: La Naturaleza de la Fe





Voy a seguir analizando el artículo de Jesús Adrian Romero titulado “La Humildad Teológica”. He decidido hacer esto, no porque tenga un interés particular en criticar a este cantante y músico, sino porque sus palabras son, en el mejor de los casos, confusas, y en el peor de los casos, heréticas. Romero tiene muchos seguidores y personas que constantemente están pendientes de lo que escribe y dice. Es mi deseo, si Dios lo permite, ayudar a algunas de estas personas y también edificar a los santos al comparar las palabras de este hombre con la verdad bíblica. Es mi esperanza y oración que él se arrepienta de las cosas heréticas que enseña y que se retracte de lo que ha escrito. (Sus palabras están en rojo, las  mías en negro).

En un mundo en el que la certeza teológica nos ha vuelto orgullosos, nos haría bien un toque de realidad; No todo lo que creemos puede comprobarse con absoluta certeza.

A la luz de lo que Romero acaba de decir respecto a los agnósticos, y lo demás que dice en este artículo, es evidente que él escribe todo esto comenzando con la presuposición errónea de que es más “humilde” admitir no poder tener certeza absoluta. Según él, la “realidad” es que no podemos estar absolutamente seguros de algunas cosas. Sus palabras demuestran la influencia leudante del postmodernismo.

Tocante a lo demás que dice aquí, aunque es cierto que algunos que dicen ser cristianos se vuelven orgullosos por tener “certeza teológica”, eso no significa que no la podamos tener, ni que tenerla por necesidad será una influencia negativa en nuestras vidas. Un creyente verdadero que reconoce que sólo es un pecador salvado por gracia, y que todo lo que ha recibido es por gracia (1 Cor.4:7), y que no puede hacer nada aparte de la ayuda del Señor (Juan 15:5), jamás podrá vivir en jactancia y arrogancia de su conocimiento. Y aun si el creyente cayere en esto, Dios es fiel para disciplinarlo para que se arrepienta y levante de nuevo (Heb.12:5-14). ¡Dios mismo guardó a Pablo de enaltecerse por el conocimiento que tenía! (2 Cor.12:7)

Después trataré con el asunto de las presuposiciones y el asunto de la certeza absoluta. Por ahora quiero tratar con lo que Jesus Adrián Romero dice respecto a la fe. 

Aunque creo y afirmo que el cristianismo es una fe racional con argumentos sanos e inteligentes, reconozco que algunas de mis convicciones se derivan más de fe que de certeza intelectual.

Tengo un gran problema con la dicotomía falsa que Romero hace entre la “fe” y la “certeza intelectual”. ¿Está diciendo que la fe no involucra el intelecto? ¿Está diciendo que tener “fe” significa creer en algo a pesar de no tener certeza de ello? ¿Cómo puede ser eso? Eso es totalmente contradictorio y anti-bíblico: “Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Heb.11:1)

Los reformadores en el siglo XVI explicaron la fe salvadora y verdadera al describir sus tres elementos: Notitia, Assensus y Fiducia.

Notitia se refiere al contenido de la fe que es entendido por la mente. Aunque la fe no es lo mismo que el conocimiento, nunca es desprovista del conocimiento.

Assensus se refiere al consentimiento intelectual con el contenido de la verdad. Me gusta lo que R.C. Sproul dice acerca de esto:

“Es importante notar que al nivel de assensus la fe no es un asunto de la volición. No puedo ‘decidir’ creer en algo si mi mente no está convencida de que esto sea cierto. Puedo ‘esperar’ que algo cuestionable sea cierto y actuar según esa esperanza. Puedo ejercer lo que Agustín llamaba la fe provisional, es decir, tomar pasos de acuerdo a una hipótesis provisional. Lo que no puedo hacer, en efecto, es ser convencido de una verdad por una mera decisión. La ‘fe’ sin un consentimiento genuino no es más que la credulidad o superstición.”
                                                                                                                                (Justificados Solo por la Fe, Pág.49)

Fiducia se refiere a la confianza personal en la verdad. No solo involucra conocer la verdad e intelectualmente estar de acuerdo con ella, sino que se trata de una entrega y compromiso total al Señor y su verdad.


Como se podrán dar cuenta, esta explicación histórica de la fe (basada en las Escrituras) contradice totalmente lo que Jesús Adrian ha escrito. La fe verdadera absolutamente siempre involucrará la “certeza intelectual”. Hacer una distinción entre la una y la otra simplemente carece de sentido. No es mi deseo insultar a Romero, pero si podemos tener “certeza intelectual” de algo, es de que él no entiende la verdadera naturaleza de la fe. Y si él cree una verdad sin ser convencido intelectualmente de esta misma, entonces esta “fe” que tiene, para usar las palabras de Sproul, “no es más que la credulidad o superstición”.


Puede que yo sea acusado de malinterpretar sus palabras, de realmente no entender lo que él estaba tratando de decir. Si ese es el caso, confieso que no estoy intencionalmente tratando de tergiversar lo que dice, sino de responder a lo que yo entiendo de sus palabras (las cuales considero ser, a menudo, ambiguas). Sin embargo, si es que sí le estoy malinterpretando, Romero lamentablemente hizo un muy mal trabajo al tratar de externar sus pensamientos y yo le advertiría a tener mucho cuidado de cómo explica las cosas. 


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