miércoles, 18 de enero de 2012

PREGUNTAS Y OBJECIONES: "¡No hay verdad absoluta, todo es relativo!"



La próxima vez que alguien te diga que no hay tal cosa como la verdad absoluta, sólo respóndele:

¿Estás absolutamente seguro de eso?

Quizás de esa manera se dé cuenta de su gran error de lógica.

La declaración de arriba es conocida como una idea autorefutante. Si la verdad absoluta no existiera, entonces nadie pudiera decir con certeza que no existe la verdad absoluta. De otra manera, se estuvieran contradiciendo. Sería como gritar: “¡Soy mudo! ¡Soy mudo!”
Tales maneras de pensar completamente ilógicas y erróneas son el resultado del concepto filosófico, prevalente en el día de hoy, llamado el relativismo. Este mantiene que la verdad es relativa a cada persona—lo que es cierto para uno no es necesariamente cierto para otro. Y aunque la verdad de una persona contradiga completamente la verdad de otra, todas las verdades son correctas.

Yo creo que Cristo es el único camino a la salvación; otro cree que Mahoma es el único camino; y otro cree que todos los caminos nos llevan a Dios. ¿Quién tiene la razón? Según los relativistas, todos tenemos la razón y nadie está equivocado. Aunque esto suena muy lindo y “tolerante”, el problema con esta manera de pensar es que no funciona en la vida real. 

¿Si yo creo que puedo volar y saltó de un edificio, mi creencia cambiara la realidad de la ley de gravedad? ¿Si yo como en un restaurante fino y creo que mi cena es gratis, qué crees que harán conmigo si salgo sin pagar? ¿Acaso los policías aceptarán el pretexto de que lo que es cierto para mí no es cierto para los dueños del restaurante? Cuanto más pensemos en ejemplos prácticos, más nos daremos cuenta de la absurdez total del relativismo. Y el problema con los relativistas es justo eso—que no piensan. Usando ejemplos como los de arriba podremos ayudar a nuestros amigos relativistas pensar lógicamente y darse cuenta de la verdad. 

La verdad es que hay leyes absolutas en el universo, y estas leyes son ciertas a pesar de lo que creamos acerca de ellas. Y si hay leyes científicas, federales, estatales, judiciales, y comunes absolutas y objetivas, y principios lógicos absolutos y objetivos, ¿cuánto más no habrán verdades y leyes espirituales que son absolutas y objetivas?

Todas las religiones y filosofías en el mundo no pueden tener la razón. Todas afirman ser el único camino a la salvación (según su propia definición de lo que eso sea), y cada una de ellas se contradice. Entonces, o una creyencia tiene la razón y todas las demás están equivocadas, o todas las creencias están equivocadas. No nos queda otra opción para escoger.

Pero la realidad es que sí hay una verdad espiritual en el universo. Dios nos ha dado una verdad objetiva y absoluta, y esta verdad es Su Palabra (Juan 17:7). Su Palabra es verdad, no importa lo que los seres humanos opinen de ella— “antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso” (Rom.3:4). Y Cristo nos dijo que Él es el camino, la verdad y la vida, y nadie podrá llegar al Padre sino sólo por Él (Juan 14:6). Es sumamente importante confiar en la Palabra infalible de un Dios que no miente, en vez de las opiniones fluctuantes del hombre. Nuestra eternidad depende de ello.

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