viernes, 9 de mayo de 2014

LA POSTURA HISTÓRICA SOBRE LA SANGRE DE CRISTO



He recopilado una lista de lo que algunos cristianos a través de la historia han creído acerca de la sangre de Cristo. Esta lista de ninguna manera es exhaustiva. 

Juan 18:37:  "Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz." 


PREDICADORES, MAESTROS Y TEÓLOGOS DEL DÍA PRESENTE:

Wayne Grudem:

El significado de la sangre de Cristo

El Nuevo Testamento relaciona con frecuencia la sangre de Cristo con nuestra redención. Por ejemplo, Pedro dice: “Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto” (1 P 1:18-19).

La sangre de Cristo es la clara evidencia externa de que derramó su sangre cuando murió en sacrificio para pagar nuestra redención: “la sangre de Cristo” significa su muerte en sus aspectos salvadores. Aunque nosotros podemos pensar que la sangre de Cristo (como evidencia de que dio su vida) tendría referencia exclusiva a la eliminación de nuestra culpa judicial ante Dios—porque esa es su referencia primaria—los autores del Nuevo Testamento también le atribuyen otros varios efectos. Nuestras conciencias son purificadas mediante la sangre de Cristo (He 9:14), tenemos acceso libre a Dios en adoración y oración (He 10:19), somos purificados progresivamente del pecado que queda (1 Jn 1:7; cf. Ap.1:5b), podemos conquistar al acusador de los hermanos (Ap 12:10-11), y somos rescatados de una manera pecaminosa de vivir (1 P 1:18-19).

Las Escrituras hablan tanto acerca de la sangre de Cristo porque su derramamiento fue una evidencia de que su vida fue entregada en una ejecución judicial (es decir, fue condenado a muerte y murió pagando el castigo impuesto tanto por un juez humano como por Dios mismo en el cielo). El énfasis de las Escrituras en la sangre de Cristo lo vemos también en la relación clara entre la muerte de Cristo y los muchos sacrificios en el Antiguo Testamento que involucran el derramamiento de la sangre viva del animal sacrificado. Todos estos sacrificios señalaban hacia el futuro y prefiguraban la muerte de Cristo.

(Teología Sistemática: Introducción a la Doctrina Bíblica, p. 579) [Énfasis mío]


D.A. Carson:

“Un tercer nivel del mismo problema fue dolorosamente ejemplificado en tres artículos recientes sobre la sangre de Cristo en Christianity Today. El autor hizo un trabajo admirable al explicar las cosas maravillosas que la ciencia ha descubierto sobre lo que la sangre puede hacer. Qué imagen maravillosa—se nos dice—sobre cómo la sangre de Jesús purifica todo pecado. En realidad, ¡no tiene nada que ver con eso! Y peor, eso es irresponsable, místico y engañoso teológicamente. La frase “sangre de Jesús” se refiere a la muerte violenta y sacrificial de nuestro Señor. Por lo general, las bendiciones que las Escrituras demuestran haber sido cumplidas o alcanzadas por la sangre de Jesús son de igual manera descritas como cumplidas o alcanzadas por su muerte en la cruz.”

(Exegetical Fallacies, pp.33-34)


Charles Leiter:

¿Qué representa esa sangre? Representa el hecho de que él, por su muerte en la cruz, pagó por mi pecado—él llevó mi pecado en su cuerpo sobre la cruz. ‘Justificados en su sangre’.
(“Justified by the Blood of Jesus Christ”: http://youtu.be/_HCwtj9_Qbg)


Vemos la misma realidad en el concepto del Antiguo Testamento de “llevar sobre Sí el pecado.” En el gran día de expiación, dos machos cabríos eran sacrificados—uno derramaba su sangre para expiar por los pecados, y el otro (el vivo) macho cabrío, llevaba los pecados a un lugar solitario: “Aarón ofrecerá el macho cabrío sobre el cual haya caído la suerte para el Señor, haciéndolo ofrenda por el pecado. Pero el macho cabrío sobre el cual cayó la suerte para el macho cabrío expiatorio, será presentado vivo delante del Señor para hacer expiación sobre él, para enviarlo como macho cabrío expiatorio al desierto. Aquí Dios usa dos machos cabríos para enseñarnos una sola verdad acerca de la obra de expiación del Señor Jesucristo. Por un lado, Él muere por nuestros pecados, y por otro, como resultado de esa muerte, Él eficazmente lleva nuestros pecados fuera de la presencia de Dios.

(Justificación y Regeneración, p.31)


PREDICADORES, MAESTROS Y TEÓLOGOS DEL PASADO:

D. Martyn Lloyd-Jones (1899–1981):

Puede ser visto claramente que la sangre en las Escrituras significa la vida entregada en muerte. No la vida, sino la vida entregada en muerte. La sangre es la evidencia final del hecho de que la muerte ha sido cumplida. No es vida preservada, es vida rendida. Es vida que ha sido entregada. Ahora bien, el punto muy interesante es este: los hebreos, los judíos, nunca pensaban en la vida aparte del cuerpo. Entonces esta idea de que puedes tener vida en la sangre totalmente separada o aparte del cuerpo es algo que nunca fue conocido por un hebreo. Él siempre vinculaba la vida íntimamente y por necesidad con el cuerpo. Así que esta idea de que puedes tener vida fuera del cuerpo en la sangre es algo que es completamente falso a, y contradictorio con, la manera básica de pensar hebrea. Por lo tanto yo digo que la sangre siempre significa la vida siendo derramada. De manera que en los sacrificios animales la sangre significaba que el animal había sido matado; la vida había sido quitada y la sangre obtenida como la prueba clara de eso—que el animal había sufrido la muerte. El castigo que debería haber caído sobre los judíos había caído sobre el animal como el sustituto. Y la sangre era presentada con el fin de demostrar el hecho de la muerte. La sangre significa, por lo tanto, una muerte sacrificial.

(The Blood of Jesús Christ, exposición de Romanos 3:25)


William Hendriksen (1900-1982):

La sangre representa la vida (Lv.17:11; Mt.20:28, cf.26:28; Jn.10:11, 15). Las palabras “por el derramamiento de su sangre” se refieren al sacrificio voluntario de la vida de parte del Mesías en lugar de aquellos a quienes vino a salvar. Cf. Is.53:10-12.
(Comentario del Nuevo Testamento: Romanos, p. 95)

Robert Reymond (1932-2013):

“El Nuevo Testamento afirma lo siguiente sobre los logros de la ‘sangre’ de Cristo, la palabra sangre en estos versículos siendo interpretada como taquigrafía teológica para su muerte sacrificial.

(“El Carácter de la Obra de la Cruz de Cristo)


Charles Spurgeon (1834 –1892):

“Jesucristo hizo un testamento, y ha dejado a su pueblo grandes legados por ese testamento. Ahora bien, los testamentos no tienen que ser rociados con sangre, pero los testamentos si necesitan que el testador esté muerto, de otra manera no serán válidos. Así como no era posible que Cristo muera de ninguna otra manera aparte que una muerte violenta, viendo que tenía que morir como un sacrificio, el término “sangre” se convierte en este caso equivalente a ‘muerte’.

Así que, ante todo, la sangre de Jesucristo en el calvario es la sangre del testamento, porque es UNA EVIDENCIA DE QUE ÉL ESTÁ MUERTO, y por lo tanto el testamento es válido.”  (MTP, vol. 26, p. 632).

“¿Qué es esta ‘sangre rociada’? En pocas palabras la ‘sangre rociada’ representa los dolores, los sufrimientos, la humillación y la muerte de nuestro Señor Jesucristo, que él padeció de parte del hombre pecador. Cuando hablamos de la sangre, no deseamos ser entendidos como refiriéndonos solamente o principalmente a la sangre literal material que fluyó de las heridas de Jesús. Creemos en el hecho literal de su sangre derramada; pero cuando hablamos de la cruz y la sangre nos referimos a esos sufrimientos y esa muerte de nuestro Señor Jesucristo por los cuales él magnificó la ley de Dios; nos referimos a lo que Isaías expresó cuando dijo: ‘Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado’;  queremos decir todas esas aflicciones que Jesús padeció de manera vicaria en nuestro lugar en el Getsemaní, Gabata y Gólgota, y especialmente la entrega de su vida sobre el madero de escarnio y maldición. ‘El castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.’ ‘Sin derramamiento de sangre no se hace remisión.’; y el derramamiento de sangre expresado es la muerte de Jesús, el Hijo de Dios”  (MTP, vol. 32, p. 123).

“¿Qué significa ‘la sangre’ en las Escrituras? Significa no solamente sufrimiento, que muy bien podría ser tipificado por sangre, sino significa el sufrimiento hasta la muerte, significa el quitar una vida. En pocas palabras, un pecado contra Dios merece la muerte como castigo, y lo que Dios dijo por la boca del profeta Ezequiel todavía es cierto: ‘el alma que pecare, esa morirá.’ La única manera en que Dios pudo cumplir su sentencia amenazadora, y al mismo tiempo perdonar a los hombres culpables, fue que Jesucristo, su Hijo, vino al mundo y ofreció su vida en vez de la de nosotros.” (MTP, vol. 40, p. 325).


Albert Barnes (1798–1870):

“En su sangre”—o en su muerte—su muerte sangrienta. Entre los judíos, la sangre era considerada como la sede de la vida, o de la vitalidad. Lev.17:11: “la vida de la carne en la sangre está.” Por consiguiente, ellos fueron ordenados a no comer sangre. Gén.9:4: “Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.” Lev.19:26; Deu.12:23; 1 Sa.14:34. Esta doctrina es contenida uniformemente en las Sagradas Escrituras.”

(Notas de Albert Barnes de la Biblia, comentario de Rom.3:25)


Stephen Charnock (1628–1680):

“La sangre de Jesucristo. Por esto se quiere decir el último acto en la tragedia de su vida, la sangre siendo el rescate de nuestras almas, el precio de nuestra redención, y la expiación de nuestro pecado. El derramar sangre fue la parte más alta y excelente de su obediencia, Filip.2:8, su entero ser fue una ofrenda continua, pro su muerte fue la cima y lo que completaba su obediencia, pues en eso él manifestó el mayor amor hacia Dios y el amor más alto hacia los hombres.  Los sacrificios expiatorios bajo la ley siempre fueron sangrientos, la muerte tenía que ser soportada por el pecado, y la sangre era la vida de la criatura; la sangre o muerte de Cristo es la causa de nuestra justificación.”

(Un Discurso Sobre la Virtud Limpiadora de la Sangre de Cristo)  [Énfasis mío]


John Owen (1616 –1683):

“Por lo tanto, la sangre de Cristo aquí significa la sangre de su sacrificio, con el poder, virtud y eficacia de lo mismo.”

(La Mugre del Pecado Purgado por el Espíritu y la Sangre de Cristo)


Juan Calvino (1509–1564):

Un propiciatorio por medio de la fe en su sangre, etc. Yo prefiero retener literalmente el lenguaje de Pablo; porque ciertamente me parece a mí que él quiso, usando una sola oración, declarar que Dios es propicio a nosotros tan pronto como nuestra confianza descanse en la sangre de Cristo; por la fe llegamos a la posesión de este beneficio. Pero al mencionar solo la sangre, él no quiso excluir las otras cosas vinculadas con la redención, sino a lo contrario, él quiso incluir todo en una sola palabra: y mencionó “sangre” porque por ella todos somos limpiados. Por lo tanto, al tomar una parte como si fuera lo entero, él señala la obra entera de la expiación. Ya que, como él dijo antes, Dios es reconciliado en Cristo, ahora agrega, que esta reconciliación es obtenida por la fe; mencionando, al mismo tiempo, lo que esa fe debe considerar principalmente en Cristo—su sangre. 

(Comentario de Romanos, Rom.3:25)





No hay comentarios.:

Publicar un comentario